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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año11, No.119, Febrero del 2009

La coyuntura nacional enmarcada en lo global e histórico de los acontecimientos


Alejandro Moreano

Las acciones tomadas por el movimiento indígena y otros sectores de la sociedad, tiene ausencia de análisis dialéctico, que revise el quehacer económico y político del Ecuador, Latinoamérica y el mundo, además no se hace un estudio de las implicaciones históricas y categoriales con las que arengamos a nuestros movimientos. Revisión que es necesaria a la hora de dar cuenta de las acciones económicas de los individuos, en este caso de Rafael Correa y su gabinete, una posición correcta de los sectores populares es analizar con objetividad.

Para argumentar lo dicho es necesario recordar varios hechos históricos: empecemos por los años 80, Ecuador y Latinoamérica, estaban abarcados en un proceso de desarrollo industrial, de desarrollo de los mercados internos, como un intento de escapar a la estructura clásica de la división de trabajo internacional, que había hecho de los países latinoamericanos, territorios dedicados a la producción de materia prima y en mercados de venta de los productos elaborados por los países industrializados.

La crisis del 29, permitió algunos países con mayor desarrollo, un proceso de industrialización significativo, hecho que permitió a su vez las revoluciones burguesas, en este proceso estuvieron inscritos México, Argentina, por lo que podemos decir que el desarrollo industrial da sus primeros pasos en el Cono Sur, para luego llevar consigo a los países del área andina, como es el caso de Ecuador que por los años 50 y 60 entró a este proceso, sobre todo en el gobierno de Rodríguez Lara, donde se dio una industrialización acelerada.

Estos hechos originaron en el Ecuador el surgimiento en la escena política varias corrientes, de contención social: El desarrollismo que no era más que el planteamiento político de los sectores emergentes alrededor de la industria, era una de ellas.

La tendencia del desarrollismo, no era más que la política de los sectores emergentes que buscaban el desarrollo industrial y empresarial. Propuesta que buscaba legitimarse, bajo los estudios de la CEPAL, que tenía como propuestas: Primero la inversión pública, segunda la regulación por parte del estado en las actividades productivas, para acrecentar el mercado interno y asegurar la distribución de la riqueza, y la tercera la inversión en las políticas sociales, estas fueron las pautas para los gobiernos de los años 70; en el caso del Ecuador, el desarrollismo lo implantó Rodríguez Lara y la máxima expresión de esta tendencia política lo practicó Jaime Roldós.

Para Roldós la propuesta del desarrollismo, podríamos decir que fue el soporte de su gobierno, por ello en ciertos aspectos fue nacionalista, se enfrentó a los Estados Unidos por el problema centro americano y apoyó la revolución andinista, pero en cuestiones de petróleo la cosa era diferente, puesto que los lazos de dependencia con Estados Unidos nunca se rompieron, puesto que son gobiernos burgueses, entiéndase bien, eran “revolucionarios” al interior del capitalismo, ya que este exigía cambios, pero de ninguna manera revolucionarios.

La política desarrollista centro-andino keynesiano es desmoronar el proyecto neoliberal, a diferencia de este último, que representa intereses que pretenden acabar con las conquistas sociales, por ello en nuestro país, en el caso del presupuesto en educación ha bajado de 16% al 7% de inversión, llegando a ser el país con más bajo porcentaje de inversión social de Latinoamérica.

El debilitamiento de la inversión pública, y la transferencia a la inversión privada el eje de la economía, tomando en cuenta que gran parte de la inversión privada son las transnacionales, significó la des-industrialización, la apertura del mercado a fin de que la gran industria logre espacios de venta, por poco terminó con el segundo sector de la economía, en nuestros países, este modelo ha venido implantándose y hoy entró en crisis a nivel mundial, y son estas condiciones las que marcarán los nuevos acontecimientos a nivel mundial.

Teniendo en cuenta que el neoliberalismo, es una política que traslada el eje de la economía a la inversión privada y que el desarrollismo como tendencia también del capitalismo, permite el traslado de la economía a la inversión pública, a Rafael Correa no se le podría calificar como neoliberal.

Correa no es neoliberal, porque está aplicando políticas del desarrollismo propio de los 60, ha transferido a la inversión pública el eje de la economía, por eso, invierte en salud, en educación; ha tomado medidas para favorecer a la industria nacional, y esta aparece como soporte del régimen, esa industria que estuvo en contra del TLC, es hoy su brazo fuerte.

De ninguna manera pretendo decir que Rafael Correa es un nacionalista a ultranza, su actitud es más bien dirigida a la búsqueda de financiamiento para sostener su proyecto de beneficio público, por ello posee votos a la hora de elegirse; ahora se debe entender que el desarrollismo como tendencia política es progresista frente al neoliberalismo, pero frente a un proyecto nacionalista popular es reaccionario.

En Latinoamérica, después del pensamiento desarrollista, tuvimos la presencia de la teoría de la dependencia y la teología de la liberación, corrientes que dieron paso al pensamiento de izquierda, hacia las cuestiones marxistas del pensamiento social, que ellas sí fallaron claramente al proyecto socialista, a un proyecto de nacionalización radical de nuestras riquezas. Desde este escenario se debe entender porque Rafael Correa detesta la tendencia de la teología de la liberación y la teoría de la dependencia.

Lo que nos confunde es la actitud del gobierno de Correa en relación a la tendencia, por un lado a favor del proyecto minero, claramente a favor de las transnacionales, pero también no debemos perder de vista su visita a Irán, una actitud claramente de desobediencia al imperio, desafiar al imperio es cosa seria en el ámbito político internacional, debemos ver el conjunto de los procesos para entender la tendencia de este gobierno.

Revisar la tendencia nos permitirá no caer en determinaciones a priori, cuando calificamos a Correa de neoliberal parece que más bien partimos de la necesidad de insultar, más que de ubicarle en el quehacer político que lo caracteriza, perdiendo de vista que el neoliberalismo es una categoría de análisis, no como un escarnio, si esto lo tenemos claro podemos entonces establecer acciones, de lo contrario vamos a quedarnos en el análisis de la traición, como si Correa hubiera traicionado un proyecto popular, pues él nunca ha representado un proyecto popular, es progresista dentro de las misma reglas de juego capitalista.

El problema que debemos considerar, es la crisis a nivel mundial, que aun está manejada por el capital financiero, porque el neoliberalismo es la política del capital financiero mundial, por ello las medidas de salvataje que se dieron en los Estados Unidos, fue manejado por el capital financiero. En Europa no, porque se nacionalizaron los bancos.

La crisis actual obligará a retomar las políticas Keynesianas que significa invertir en lo social, el mismo Barack Obama plantea 800 mil millones de inversión pública, porque se ve una crisis con un desempleo masivo sin precedentes, lo que va a ocasionar primero una convulsión social y después en el mercado se impedirá cualquier posibilidad de recuperación, la inversión pública se está imponiendo como una exigencia, no es todavía un cambio de modelo al modelo keynesiano pero son elementos que van marcando el quehacer político, en la cual se inscribe la política de Correa, por ello el FMI incrementa los gastos, a diferencia de antes cuando las propuestas eran disminución de gastos, reducción del Estado, porque es la única medida que puede contrarrestar en parte la debacle del capital, lo que nos da a pensar que la nueva política del capitalismo, va abrir un proceso de modificación global del capitalismo mundial, del neoliberalismo al neo-keynesianismo, con ello existirán conflictos, tensiones sociales que el capital tendrá que parar, sin resultado, pues la crisis del capital es arrollador.

Es en este marco mundial que debemos actuar políticamente, conociendo hacia donde van las tendencia económicas y políticas, debemos proponer posiciones políticas que realmente respondan a un proyecto popular.

Sobre la marcha de la CONAIE realizada el 20 de enero, analizada dentro de este marco es un error, pues su convocatoria fue alrededor del rechazo a la ley, se debió convocar la marcha en rechazo a la totalidad del proyecto minero, porque la negociación del gobierno de Correa con las transnacionales mineras, se está dando por adelantado con el objetivo de solucionar el bache económico que le ha generado la caída del precio de petróleo, por lo tanto la preocupación, del movimiento indígena y de los movimientos sociales no puede quedarse en la ley, es el proyecto minero en su totalidad el que se debe rechazar.

Otro de los componentes que debemos tener presentes, pero que no se deben presentar como elementos bases de la lucha, es el ambientalismo, es importante, pero como argumento solo no es suficiente, porque la gente se convence y no mira más allá cuando Rafael Correa habla de los millones que va a representar el cobre. Frente al proyecto minero no podemos salir con políticas puramente defensivas como el ambientalismo, debemos tener un proyecto económico claro, de lo contrario también podríamos decir que por los niveles de contaminación debemos eliminar todo el arsenal industrial que la humanidad ha desarrollado, para lo cual se necesitaría bombas atómicas.

Con todo esto no quiero decir que estoy a favor del proyecto minero, ni a favor del gobierno de Correa; estoy en contra del proyecto minero, porque me parece que volver a la vieja forma de división social de trabajo a nivel mundial donde el Ecuador se convierta en un país minero es un crimen y no estoy a favor de Correa porque entiendo que su gobierno es reaccionario frente a un proyecto político popular.

Debemos hacerle entender al presidente Correa que permitir el proyecto minero, es destruir la economía nacional, nos convertirá en un país importador; el dinero que aportará la minería podrá servir para aplicar una política populista, además tendremos que comprar todo, a cambio se destruirá toda posibilidad de desarrollo de nuestro país, pues la minería lo que hace es cumplir un papel en el desarrollo de la economía mundial, entonces la posibilidad de una economía latinoamericana no existiría.

En el marco de esta crisis se abre una posibilidad, parecida a la que se abrió en los años treinta, un proceso de desarrollo económico, agrario, industrial sostenido, en el marco de la integración suramericana, esto se podría dar en el marco de una integración productiva; en los años 70 con el acuerdo de Cartagena que no se llegó a firmar, definía una división social productiva que determinaba que Venezuela desarrollaría unas ramas específicas de la industria, Colombia otra, Ecuador, Perú y Bolivia otras, con el afán de crear un gran mercado de tinte solidario, si se pudiera plantear eso, sería la mejor forma de enfrentar la crisis para nuestros países, al mismo tiempo de asegurar un desarrollo suramericano de aquí a 20 años.

Entonces estaremos frente a la reconstrucción de un poder mundial, con características multipolares amplias; es en esta perspectiva que debemos plantear un proyecto económico audaz que ubique al Ecuador en el marco del desarrollo suramericano.


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