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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año11, No. 125, Agosto del 2009

Editorial

Comité de Defensa de la revolución ciudadana


El Presidente Rafael Correa, en su discurso, del 10 agosto en el estadio Olímpico Atahualpa, frente a miles de personas, ratificó el inmenso capital político de su movimiento, sin embargo reconoció la falta de estructuras orgánicas que sostengan y defiendan la llamada revolución ciudadana.

Hecho histórico insólito, pues a través de la historia las revoluciones pasadas siempre han tenido un sujeto revolucionario orgánicamente estructurado, pero para la llamada revolución ciudadana este elemento ineludible, surge como necesario después de dos años y unos cuantos meses.

Creemos que el llamado del presidente a conformar los Comités de Defensa de la Revolución Ciudadana, tiene como objetivo dotar a este proyecto político de bases organizadas; pues no las tiene. Mas allá de que estas formas organizativas estén o no estimadas en la constitución, como reclaman algunos medios de comunicación, el analisis debe ir más allá.

Analizar si es posible, convertir el inmenso capital político, medido desde las urnas según el presidente Correa, en masas organizadas que defiendan una revolución armada artificiosamente desde arriba, desde el buró de unos cuantos, es la pregunta a responderse en este análisis.

Si los Comités de Defensa de la Revolución Ciudadana, se arman como ha pedido el Presidente de la República, de manera espontánea, en cada hogar, en cada cuadra, en cada comunidad ¿Qué pasará con las organizaciones sociales, barriales y comunitarias, organizadas y estructuradas a través de la historia?

¿Pasar por encima de estos espacios organizados, es la clara muestra de que este gobierno, en ningún momento es representante de los intereses de los pueblos, es muestra innegable de que los movimientos sociales e indígenas, al inicio de su carrera política solo le sirvieron como catapulta y como reserva intelectual, de donde se proveía de un buen discurso para masificarlo desde la mas medias, logrando llegar al poder, sin el poder que le daría el respaldo de un pueblo organizado.

Para esquivar el peligro que supone tener al pueblo en su contra, un pueblo que mira a pesar del marketing que respalda la revolución ciudadana, que el subempleo y el desempleo crece, que sus deudas bancarias son insostenibles a pesar de que ha diario lucha en el mercado para sostenerse como micro empresario emprendedor, que la educación y la salud gratuita aun no llega a golpear la puerta de su casa. Frente a está realidad ha decidido intentar crear organizaciones espontáneas de familias, de amigos que defiendan al gobierno de la revolución ciudadana.

El temor crece cuando sabe que los pueblos indígenas, no creen en tal falacia, pues saben que la ley minera y demás leyes que se están aprovando según su voluntad, terminarán con sus casas, sus territorios y la vida misma de sus comunidades y que frente a esto, no dudarán en tomar acciones que les asegure la proteccion de sus territorios. El presidente convoca a organizarse en las comunidades en los comités para según su revolución fortalecer los viejos lazos de solidaridad y reciprocidad, para vigilar que los recursos públicos sean bien invertidos y lleguen adecuadamente a los dispensarios y a las escuelas, de cada barrio y de cada comunidad ¿será que esto le resulta?

Muchos analistas se alarman frente a este pedido, han llegado a calificarlo como una acción propia de las monarquías absolutistas, otros menos conocedores ha llegado a compararla como una acción propia del Estado Cubano.

Creemos que no, las imposiciones monárquicas de siglos pasados hoy en pleno siglo XXI se presentan y devienen como imposiciones de colectivos reducidos, que se muestran como alternativas revolucionarias, carentes de estructuras organizativas y populares, teniendo a su favor los medios de produccion privados y públicos y un arsenal mercantil que hace posible su legitimación y que hace posible el sostenimiento de un sistema económico y político a punto de caer, el capitalismo.

Ahora hablar de símiles políticos con Cuba, es una equivocación, política económica y espistemológica, primero porque la revolución cubana, ha tenido siempre como sujeto político de la revolución a la mayoría del pueblo cubano, por lo tanto que el pueblo se organice en comités de cuadra, para seguir siendo sujetos políticos de la revolución no es contradictorio, es contradictorio cuando la “revolución” es producto de una casualidad histórica, o de un montaje de las minorías para seguir sosteniendo el sistema de clase, competencia y libre acumulación, donde el pueblo no juega ningún papel preponderante.

Segundo porque al hablar de Cuba estamos hablando de una forma de producción distinta a la que vive nuestro pais, nosotros aún vivimos el síndrome de la acumulación y la explotación de los hombres y de la naturaleza, donde la propiedad privada es la base fundamental de la producción y reproducción de la vida; a diferencia de Cuba, donde la producción está orientada, con errores y aciertos políticos a la vida de los ciudadanos cubanos, donde la propiedad privada no existe.

El socialismo cubano dista mucho en escencia teórica y práctica del llamdo socialismo del siglo XXI, es una premisa analítica que no debemos perder de vista, a la hora de entender lo que significa para el gobierno de la revolución ciudadana los comités de defensa.

El objetivo es muy claro: buscar de alguna manera sostener una revolución que no tiene bases y de paso deslegitimar las organizaciones hasta hoy construidas históricamente, en definitiva será un instrumento político de manipulación y de conducción necesaria del clientelismo que el gobierno de la revolución ciudadana necesita para sostenerse.

Dejar que dichas organizaciones espontáneas sin trayectoria política, sin diciplina militante y sin un proyecto claro, representen, constituyen un peligro para la resistencia de los pueblos y sería aceptar que estamos equivocados en nuestro caminar y en las propuestas que hemos logrado plasmar en la nueva constitución y que hoy necesitan de las organizaciones que las diseñaron para hacerlas cumplir.


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