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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 12, No. 134, Mayo del 2010

Editorial

Los guerreros del mensaje, los centinelas de la palabra...
y la "ley panchana"


Imponentes se levantan sobre los Andes, sobre las montañas centinelas de piedra. Altas torres que rompen el viento, que permanecen a pesar de la inclemencia de los tiempos. Estos centinelas son los ojos de los hijos e hijas de la tierra, los canales fluidos de comunicación entre hermanos y hermanas. Atravesando el páramo, la lluvia acaricia los rostros de barro de los que corren, de los que llevan noticias. Los chaskis, guerreros del mensaje, almas fuertes ocultas en rostros antiguos.

Hablar, compartir, discutir, comunicar. ¿Quién si no los hijos e hijas de los apus entenderían que es la palabra? La palabra está viva en el universo, tiene valor en sí misma, porque es un regalo.


Hace tiempos inmemoriales, la Pachamama nos acarició en la garganta, el padre Wayra nos rozó en la frente
y nos dio el don de la palabra viva, de la imagen cantada, de la poesía cotidiana.

¿Qué hacemos con ese don? ¿Cuál es el sentido de la palabra, de la comunicación? La resistencia. 500 años el poder de la palabra, la fuerza de la lengua materna nos ha permitido estar de pie. Han cortado el tronco, pero no han logrado arrancar la raíz.

La raíz, entonces, el idioma, la comunicación. El boca a boca, como el fluir del agua sobre un campo sembrado con semillas de maíz: alimenta todo, lo fertiliza todo. Se expande y da vida a todo lo demás.

El fluir de la comunicación es el fluir de la vida en comunidad, el cause del Sumak Kawsay. Hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes, taitas y mamas, atienden al poder de la asamblea, al llamado de la comunidad. No es necesario escribir, por eso es el obsequio de la palabra viva. Presencia cotidiana, la presencia del que alimenta, del que enseña un oficio, del que absorbe el universo.

Las torres de piedra de los centinelas se han trasformado en torres de transmisión de onda corta, en frecuencias comunitarias. Los chaskis siguen corriendo, avanzan por el páramo con un reporte en la mano. Los guerreros del mensaje siguen resistiendo.

Resistieron ante la arremetida de la modernidad, resistieron el bombardeo del "progreso". Lo modelaron, lo entendieron y se apropiaron de los espacios acaparados por los grandes monstruos de la industria del entretenimiento y la comunicación. Sus voces se escucharon por encima de los campos arados, por encima de las haciendas. Su lengua, su idioma resonó como el churo que convoca a la batalla.

Hicieron suya la radio, le dieron el sentido de comunidad. Retornaron a la poesía cotidiana del nombre. Y continuaron, y se levantaron, y siguieron luchando.

Alcanzaron la reforma agraria, consiguieron decir aquí estamos y no nos iremos. Gracias a la fortaleza del poder de la palabra, gracias a la herramienta de las radios comunitarias, de los nuevos churos.

Pero el poder tiene nuevos juegos, nuevas estrategias, nuevas imposiciones. Y ahora viene con una ley que no diferencia quién es quien. Ahora pretende controlar el idioma, envenenar nuestra palabra, pretende que nuestros churos son iguales a los micrófonos de guerra del Capitalismo.

Porque propone una ley que "democratiza" las frecuencias. Porque exige a los chaskis, a los campesinos a los centinelas un cartón avalado por las instituciones del poder. Porque pretende que hay una sola forma de hacer periodismo y comunicación y que debe estar aprobado por el mundo de la "ciencia". Por el aparataje que controla todo, que valida todo.

Y entonces ¿quiénes entran al fluir del arado de la palabra? ¿Acaso se necesita un diploma para saber los secretos de la tierra?

El proyecto de Ley de Comunicación impulsado por el oficialismo pretende controlar desde una lógica perversa y de mercado. Dirigida a medir fuerzas con la derecha, a medir fuerzas con los dueños del país. Desde el discurso de la democracia, pisotea los sembríos, arrebata los centinelas y mezcla desde su arrogancia flores con excremento.

La "Ley Panchana" propone crear otro organismo controlador... Crea un Consejo Nacional, que decida quien es apto o no para tener un medio de comunicación de acuerdo a los requisitos especificados en el artículo 7 del Proyecto de Ley.

Si bien en el artículo 17, el Proyecto de Ley reconoce que los comunicadores comunitarios y pertenecientes a los pueblos y naciones del Ecuador tienen un carácter especial que los exime de ser medidos con la vara académica, no están exentos de ser registrados y regidos por el Estado, por la autoridad única de la Comunicación.

El sentido de la comunicación tiene que ser visto también desde la perspectiva del Sumak Kawsay. Tiene que ser entendida como la lluvia que moja todo lo que tiene vida. Debe ser libre, está por fuera de los mezquinos fines del Capital. La comunicación para los pueblos y naciones no es un negocio, no es una industria... es una forma de resonar, de conectar, de vivificar el legado... es una forma de resistir.


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