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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 12, No. 138, Septiembre del 2010

Editorial

Minería, gran mentira


Nuestra tarea es la de transparentar asuntos turbios, oscuros provenientes del hueco oscuro del mercado, aquellos que surgen de las mentes que han perdido toda su posibilidad de humanidad y pretenden comerciar inescrupulosamente con nuestra posibilidad de seguir habitando el hogar que habitaron nuestros ancestros.

Todo intento por atentar la integridad del entorno en el que vivimos, el legado de generaciones y generaciones que aprendieron a interpretar el sonido del viento, el vuelo de los pájaros, el canto de los ríos, es un atentado contra la vida... Poner como prioridad el progreso, es un atentado contra la vida.

La paradoja radica en que el progreso nos ofrece mayor expectativa de vida, es decir, nos ofrece más años de vida en un entorno que él mismo destroza despiadadamente. Convierte a todo objeto vivo, porque para nosotros todo lo que nos rodea tiene vida, en mercancía... le quita su valor y le pone precio.

El progreso lo abarca todo y tiene múltiples rostros... ahora estamos inmersos todos en el progreso. Sin embargo, es necesario y urgente abrir nuestras pupilas ante varias trampas que nos tiende el capitalismo sangriento.

En el mes de septiembre, la provincia de Zamora Chinchipe se vio envuelta en una crisis detonada por la intervención de elementos de la policía para desalojar algunas instalaciones mineras que, según el gobierno, no tenían permiso para funcionar en esa área.

La crisis se desató debido a que, como es característico en este gobierno, se ignoró el diálogo con los representantes de la minería artesanal de la provincia de Zamora. En lugar de ello, envío 1500 efectivos militares y policiales para que desalojen los asentamientos mineros de la zona.

Para poder analizar con atención la coyuntura, hay que escarbar un poco más e intentar abrir el enfoque y estar atentos a toda jugarreta oscura que la mano negra de los intereses del mercado. Es necesario que con nuestras pupilas bien despiertas y nuestros tímpanos a flor de piel hagamos una lectura de todos los signos que esta nueva crisis nos está manifestando.

En primera instancia, hay que partir de que todo intento de minería que lastime la tierra valiéndose de maquinaria pesada merece repudio y desaprobación. Primero, porque parte de un irrespeto absoluto a la vida de todo elemento presente en el ambiente e impone su presencia, su estruendo y sus desechos en lugares en donde juegan los vientos. Entonces, sin apoyar la agresión y la actitud nefasta del gobierno para con los trabajadores mineros de Zamora, tendríamos que identificar claramente que el problema de la minería tiene muchos más actores de los que aparecieron durante los días de la crisis. Es necesario comprender que los trabajadores mineros no son necesariamente mineros artesanales.

Para explicar mejor esta idea, basta con cuestionar los métodos que utilizan los mineros desalojados. De ahí que surgen varios cuestionamientos que nacen a partir del hecho en particular, pero que tienen que ver con el sentido de explotación capitalista. Los atacados por el gobierno son empresarios de minería a mediana escala, por lo tanto, la medida más consecuente es controlar y normar ese tipo de explotación minera. Sin embargo, para reivindicar su actividad, estos empresarios se valieron de sus trabajadores. Ellos, los que sí necesitan empleo, los que intentan cuidar el entorno fueron atacados, aunque esto no quiere decir que son mineros artesanales: son trabajadores de empresas mineras más grandes. De ahí que la pretensión del gobierno por regular esta actividad y por retirar de un territorio protegido a las maquinarias de estas empresas no es lo cuestionable del asunto.

Ahora bien, la trampa del gobierno radica en las intenciones con las que remueve, metiendo en un mismo costal a los mineros artesanales y a los trabajadores mineros, los asentamientos de explotación de minerales, con el argumento de su violación a las restricciones ambientales con la finalidad de que empresas trasnacionales que "sí hayan realizado estudios de impacto ambiental" y que obtengan los permisos oficiales para realizar minería a cielo abierto y, ahí, retirar del camino a los pequeños mineros.

Es absolutamente reprobable la violencia utilizada por el gobierno en Paquisha para realizar la remoción de las maquinarias y de los trabajadores de las mineras. Es más terrible aún la incapacidad del gobierno para dialogar, y es absolutamente deplorable la intención del gobierno de hacer aparecer a los mineros ilegales y a los mineros artesanales como si fuesen la misma cosa de manera que cualquier reivindicación de los mineros artesanales posterior a estos hechos queda completamente descalificada.

Cuidado, cuidado guardianes de los huesos de la tierra. Cuidado con prestarnos para el juego de quienes nos quieren desangrar. No dejemos de estar alerta, de defender la posibilidad de tener una minería artesanal, que respete los principios reales, sentidos del Sumak Kawsay, que no irrespete la vida ni atente contra ella. No podemos darnos el lujo de caer en las trampas del Capital y convertirnos en sus fichas de juego.

Mente atenta, manos que trabajan por la igualdad, corazones ardientes que sienten a los hermanos vibrar.


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