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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 5, No. 57, Diciembre del 2003

Editorial

PALABRAS, LISTAS, PERSECUSIONES Y PRISIONES


¿Qué motiva a un autoridad a tomar decisiones represivas, persecutorias y en algunos casos criminales?. ¿Qué existe detrás de una orden de prisión y la captura misma de un ciudadano?. Es realmente una política de Estado o únicamente el estricto cumplimiento de la Ley, o posiblemente es una práctica que esconde rezagos de un comportamiento que linda con el umbral de la xenofobia y que es producto de la formación “político-militar” de una autoridad que es incapaz de sustentar las diferencias de ideas con el “otro”, con argumentaciones, con criterios, y simplemente acude a lo más fácil a emitir una orden de captura y ordenar la prisión. Este mismo acto demuestra la incapacidad y esconde muchas debilidades.

Es bueno verse a uno mismo para emitir una opinión, es bueno por lo mismo analizar cada una de las aristas que nos presenta la realidad y desde este análisis resolver los problemas y lograr que estas resoluciones respondan a una estricta forma de impartir justicia; en estos momentos vale recordar a Renato Rosaldo cuando expone que: “Los seres humanos siempre actúan en condiciones que no conocen del todo, y las consecuencias de sus actos nunca son del todo previstas, ni pueden ser anticipadas”. Frente a esta máxima de la antropología, el actuar del ser humano debe, necesita, ser pensada una y mil veces, para evitar consecuencias que en el mayor de los casos se vuelven contra uno mismo.

La formación militar debe dejar rastros de comportamiento intolerable en la personalidad de los individuos, el subconsciente debe ser una acumulación de procederes autoritarios, verticales, muchos de ellos imposibles de “dejar a un lado” o por lo menos neutralizarlos y que más bien ejercen presión sobre el comportamiento racional y que descubren actitudes prepotentes y temerosas.

Algo de esto debe habérsele ocurrido al señor Intendente de Policía Fabián Villarruel Gudiño, ex paracaidista, militar retirado, abogado de profesión, cuando ordenó la prisión de Humberto Cholango, por las declaraciones emitidas en un canal de televisión en el cual adjetivando el proceder del Presidente Lucio Gutiérrez decía que era un “mentiroso, incapaz e incoherente”, calificativos que expresan el sentir general de la sociedad ecuatoriana que en boca del dirigente indio de la Ecuarunari debe haber sonado a pedrada en ojo tuerto, que deben haber dolido profundamente, porque lo dijo un indio alzado, un longo altanero.

Entonces queda una deuda, porque frente a la palabra pronunciada, es indispensable que se responda con razones, con conceptos que rebatan lo dicho y que esclarezcan los argumentos, es de pertinencia absoluta que frente a la palabra dicha se responda con la palabra elaborada, porque eso significa establecer un diálogo o por lo menos iniciarlo, provocarlo; se hace necesario sentar las bases para establecer normas de comportamiento tolerantes, nos puede disgustar en determinado momento lo que nos dicen, pero necesitamos demostrar las posibilidades que tenemos de entender al “otro” desde el poder establecido y consideremos que peores y más graves epítetos fueron lanzados por los representantes de los diferentes partidos y sin embargo no se actúo con la misma agilidad y prepotencia con la que se hizo en contra de Humberto Cholango.

Quiero recordarles un pasaje entre Juan Montalvo y Gabriel García Moreno para entender el poder de la palabra, se dice que: García Moreno y Juan Montalvo se encontraron casualmente en la misma acera frente a frente, y nadie estuvo dispuesto a ceder el paso; García Moreno le dijo –yo no cedo el paso a animales- a lo que Juan Montalvo bajándose de la acera contestó –yo si, tenga la bondad de pasar señor Presidente-; dirán que los tiempos han pasado que ya no podemos establecer conversaciones cara a cara, viéndonos a los ojos, eso es cierto, pero nadie nos coarta la posibilidad de contestar al supuesto agraviante por el mismo medio y de forma inteligente, lo que sucede es que muchos de los que ejercen el poder en nuestro país están negados de pensar y actuar en forma inteligente (aunque por estas palabras pueden llevarnos presos).

Asumimos como cierto algunas premisas conceptuales con las que se maneja el poder institucional del Estado ecuatoriano en estos momentos, sobre una base psicopedagógica anterior que marca los comportamientos: los militares han sido “educados” en la obediencia ciega, en la poca o ninguna actitud reflexiva, sin ninguna posibilidad de ser contestarios, cuestionadores, porque sea dicho de paso es lo normal y lo aceptado, además se requiere este tipo de actitud para enfrentar los problemas que puede traer un conflicto armado, una guerra, “el respeto y la obediencia a la jerarquía es indispensable e incuestionable”; aquí cabe recordar que el militarismo ecuatoriano en la década de los 70 entró en un proceso de cambios, en los procesos de enseñanza-aprendizaje en sus instituciones de formación, a este enfoque se le dio en denominar el “militarismo ilustrado”, que puede haber hecho posible la comprensión de los procesos de la sociedad civil, pero que sin embargo no han sido suficientes argumentos para generar simetrías alrededor del poder ejercido.

Vale en este artículo recordar la lista elaborada por un bufón (el comisionado sobre anticorrupción) de palacio, en el que constaban nombres de ciudadanos que habían escrito artículos, o habían pronunciado declaraciones en los que se criticaba a las indecisiones del señor Presidente, en materia de política nacional e internacional, lo mismo que en las resoluciones de Estado que involucran el futuro del país. Con la lógica del colonizador se confecciona un libro de no se cuantas hojas –semejante trabajo de sistematización- en el que, como libro de Comisaría se inyecta una dosis de sospecha y se los declara enemigos del régimen, pero principalmente del Presidente y claro se les somete al juicio de la sociedad ecuatoriana.

Esa estupidez de Sherllo Hommes criollo no hizo otra cosa que acelerar la animadversión al gobierno del Coronel, generó espacios de desconfianza, la inseguridad al interno se refleja al externo, los equipos de asesoramiento deben buscar viabilidad al proyecto –si es que lo tiene- de gobierno que se piensa implementar, caso contrario deben ser facilitadores o mediadores entre lo que piensa y lo que ordena. Su trabajo tiene que necesariamente tener un bajo perfil, no hacer aspavientos, su deber es escuchar, insinuar, persuadir, aconsejar. ¡No más por favor!.

Quien ordena la prisión del dirigente de la ECUARUNARI, organización de los kichwa de la Sierra, es el Intendente de Policía de Pichincha, él y únicamente él a cuenta y riesgo suyo, si nos sujetamos a las declaraciones del Presidente Lucio Gutiérrez, él no conocía de este hecho, realmente es así, entonces si no conocía no hubo una orden emitida por el Presidente, nos queda la duda, es posible que un militar que ha estado vinculado a la Seguridad Política del Estado ecuatoriano, que ha sido Edecán de algunos presidentes, no tenga la menor idea de lo que pasa a su alrededor y que campante declare que apenas conoció el hecho ordenó la libertad del detenido. Esto es inadmisible, los que estamos a este otro lado tenemos el firme convencimiento de que la prisión de Humberto Cholango fue ordenada desde las más altas esferas del poder y eso es todo.

El problema grave que puede suscitar con estas actitudes, con esta forma de proceder, es que la persecución, el encarcelamiento se convierta en una política de Estado y la intolerancia sea un enfoque de gobierno. Lo primero que tiene que hacer el gobierno es entender las ideas de la oposición, analizar los discursos, desestructurar las palabras, interpretarlas adecuadamente y proceder con sabiduría a rebatirlas desde su propia visión. Esto puede resultar dificultoso en las actuales condiciones, esperemos que con el transcurrir del tiempo entienda que la única manera de gobernar acertadamente es sabiendo escuchar hasta a los que supuestamente le insultan o critican, si así procede el beneficio será para el país.

Si entendemos la política como la búsqueda del bien común, entonces nos queda un camino largo por recorrer, o con mayor propiedad el Coronel está lejos de entender las dinámicas del bien común, las particularidades y las exigencias que la política impone, que primero es el pensar en forma más global y no en forma egoísta e individual.

Hay muchas maneras de perseguir al ser humano, una es ordenando a un piquete de policías que le tomen prisionero y le envíen inmediatamente a la cárcel más cercana; otras consisten en generar políticas y promover leyes que su único y elemental objetivo, es empobrecer mucho más a los ecuatorianos y a las ecuatorianas, principalizar la macroeconomía sin importar la microeconomía, carecer de una política seria que incentiven la producción y productividad y en forma liviana y burlesca no cumplir con las promesas de campaña que le llevaron al poder.

Bueno, después del error con la que actuaron los mandos medios del gobierno de Lucio Gutiérrez, no nos queda más que decirles que no permitiremos que existan más cholangos en este país y esto lo decimos en serio.


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